Un axioma tan conocido que nadie se atrevería a tumbarse en la playa el primer día de sol sin aplicarse antes una generosa capa de protección solar.
Sin embargo, lo que muchos parecen olvidar es que este hábito saludable no debe reservarse sólo para los días de vacaciones, o durante los meses de verano, sino que debe adoptarse los 365 días del año ¿Sabes por qué? Averigüémoslo ahora mismo.
La piel está expuesta a diario a amenazas y riesgos que minan su salud y belleza, no sólo el smog, suciedad y estrés, sino también las luces azules de las pantallas: los daños en la piel causados por pasar demasiadas horas frente al PC o smartphone son ahora objeto de un número creciente de estudios dermatológicos; horas que han aumentado exponencialmente desde que el trabajo inteligente se convirtió en la alternativa a la vida de oficina.
Entre estos factores de riesgo para la salud de la piel, el sol no es ciertamente uno de los más importantes, y sin embargo, a menos que uno esté de vacaciones en la playa o en la montaña, se tiende a olvidar la importancia de proteger la piel de los rayos nocivos
De hecho, a pesar de lo que se pueda creer, los rayos UVA no sólo consiguen atravesar la nubosidad y la lluvia, e incluso las ventanillas de los coches, sino que son los principales responsables de graves daños, como la hiperpigmentación y el fotoenvejecimiento.
La hiperpigmentación es la presencia de discromías y manchas oscuras en la piel.
El fotoenvejecimiento se refiere a los daños celulares causados por los rayos del sol.
Estos últimos, de hecho, comprometen los mecanismos de renovación de la proteína del colágeno (de la que depende la elasticidad de la piel), dando lugar a un envejecimiento prematuro de la piel caracterizado por arrugas y surcos profundos.
El único remedio para estas desagradables consecuencias es crear una defensa eficaz utilizando una protección solar adecuada.
La única forma de proteger la piel del sol es utilizar un protector solar en todo momento, aunque haga frío, llueva o esté nublado.
Lo ideal es que la aplicación también forme parte de tu rutina diaria de cuidado de la piel: de hecho, las mejores prácticas siempre lo incluyen antes de considerar terminada tu rutina de belleza diaria.
Además, cuando se va de vacaciones a la montaña, o incluso en verano si se suda mucho y se está fuera de casa, es mejor acordarse de volver a aplicar la protección cada dos horas aproximadamente, porque el sudor y el agua podrían, de hecho, comprometer la eficacia de la pantalla protectora aplicada.
La leche solar es uno de los productos que ayuda a hidratar la piel y a protegerla de los daños oxidativos y celulares causados por los rayos del sol, contribuyendo así a mantener la piel joven, flexible y bella a pesar del paso de los años.
La protección solar no sólo es imprescindible en verano, sino en todas las estaciones. Encontrar el producto adecuado puede no ser fácil, pero una vez que lo halles tu piel lo agradecerá de verdad.
Los daños causados por los rayos del sol son muchos y bien conocidos. Por eso, si realmente no quieres aplicarte un protector solar como parte de tu rutina de belleza, al menos deberías llevarlo siempre contigo. Y tal vez untarlo cuando sea necesario.
La protección solar durante todo el año es siempre importante, pero especialmente cuando nuestra piel es propensa a las quemaduras solares. Siendo imprescindible para quienes se someten a tratamientos estéticos o quirúrgicos invasivos, como el peeling o el láser, o la piel tratada con retinoides.
Las personas con problemas de pigmentación o que se maquillan a menudo, lo que reduce la eficacia de la película lipídica de la piel, encontrarán sin duda ventajoso tener un protector solar en su bolso. En cambio, los que adoran tomar el sol y viven entre lámparas solares y tratamientos de bronceado durante todo el verano pueden excluir sin problemas el protector solar de su rutina de belleza.
En general, llevar el protector consigo es siempre recomendable. Incluso a la sombra o en las nubes, los efectos de los rayos del sol se dejan sentir en una piel especialmente estresada por el smog y la contaminación.
Resulta importante destacar que damos por sentado que la piel de las manos puede reaccionar de forma diferente a la de la cara o el resto del cuerpo. En realidad, las manos son el principal indicador de la edad de una persona, incluso más que la cara.
Una exposición prolongada al sol con poca protección solar puede dañar todos los componentes de la piel que preservan su suavidad, elasticidad y luminosidad, como la elastina y el colágeno. Cuando se agotan durante un periodo prolongado, pueden provocar los primeros signos de envejecimiento. Las manchas, las arrugas, las líneas de expresión y el endurecimiento son signos evidentes de que la piel está envejeciendo.
Aunque se trata de un proceso muy normal y completamente natural, podemos ralentizarlo aplicando la cantidad adecuada de crema solar antiedad.
Después de estos consejos, te recomendamos que empieces a aplicarte protección solar regularmente a partir de los 20 años, aunque no vayas a la playa.
CUIDANDO LA PIEL
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